domingo, 17 de octubre de 2010

EXITO Y DECADENCIA DEL EVOLUCIONISMO

El evolucionismo es una falacia del siglo XIX que trata de explicar los sucesos a base de cambios ocurridos en largos períodos de tiempo.
Es curioso que naciera en la sociedad británica, precisamente en un período de expansión protestante. Su éxito  debió ser  porque esta sociedad elitista necesitaba una válvula de escape ante la presión que el cristianismo se establecía con éxito en todas las colonias. Fué la clase alta quien impulsó por todos los medios su respaldo y los científicos se subieron a la gran oportunidad que se les brindaba. Cada hallazgo paleontólogo, con una explicación evolucionista significaba fama, dinero y prestigio. Nunca antes había sucedido tal fenómeno con el cristianismo.
Para impulsarlo necesitaban despiadados maestros en la mentira. Oportunistas sin escrúpulos que supieran mentir de manera convulsiva; es decir, que vivieran su propia mentira como si realmente fuera cierto.
El reto no era fácil. Todas los gobiernos y  religiones del mundo se opondrían, porque daban como cierto que el mundo tenía unos 6.000 años desde que fué creado.
Para abrirse camino ante una mayoría tan abrumadora, el evolucionismo tenía que asestar duros golpes a base de mentiras contundentes. Para debilitar a los creyentes se impuso un modo diabólico de expresar las cosas. Por ejemplo: Se descubren unas grutas.
  1. Inmediatamente se envía  un equipo de expertos evolucionistas.
  2. Hallan estalactitas y estalacmitas. Como nadie puede probar cuánto tiempo se ha necesitado para que se formen, se publica que científicamente está probado que tienen tantos millones de años.
  3. La noticia produce un impacto social que nadie puede probar lo contrario. Muchos religiosos tratan de encontrar una explicación convincente, pero son tildados de anticientíficos.
  4. En cada área de la creación se potencia a eruditos evolucionistas para que expliquen sus conclusiones (físicos, químicos, astrofísicos, geólogos, zoólogos, botánicos, arqueólogos, etc.).
  5. Se crea una supuesta filosofía racional: Los primermundistas son los británicos. Hay que dejar lo que nos han enseñado nuestros antepasados y amparar a los científicos que todo lo demuestran. Así crecen en número y prestigio.
  6. La imaginación humana se expande y crea sus propios pasos evolutivos en cada hallazgo.
  7. Pasan décadas y se engrosa el número de hallazgos y explicaciones.
  8. Demasiados hallazgos. No se encuentran eslabones perdidos, pruebas irrefutables y sobran hallazgos que se interponen unos encima de otros. El puzzle no está saliendo bien.
  9. Salen pruebas irrefutables contrarias a la evolución. Las estalactitas y estalagmitas se forman en menos tiempo del que se creía: Los millones de años se reducen a pocos siglos. El polvo cósmico de la luna es de poquísimos miles de años. Algunos fósiles se formaron en menos tiempo del que tarda un pez en descomponerse. ¿Cómo es posible? El petróleo no tarda millones de años en formarse, estudiantes de una Universidad de EE.UU. lo han producido mientras estudiaban la carrera. Aún es más rápida la formación del gas natural; ya lo sacan hasta de vertederos de basura de pocos años. Son un fraude los neandertales y gromañones.
  10. Los errores que se cometen para determinar la edad de los hallazgos no son científicos, sino supuestos por quienes han realizado la prueba. Abundan errores que ya no saben como esconderlos, por tanto, forman parte de un entramado ocultista, como una secta.

Quien defiende la mentira sabiendo la verdad es tan esclavo del diablo como un sectario.

Ahora los científicos creacionistas atacan y son los evolucionistas quienes tienen problemas en defenderse.

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