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Todos los humanos y también el resto de especies vivientes, somos víctimas de la muerte. No solo de la muerte, sino también de la injusticia, necesidad, sufrimiento y toda manera de dolor, enfermedad y desagrado.
Cuando nacemos aquí en la Tierra, ya nos acompaña un enemigo indeseable: El diablo.
También nos acompaña un amigo que quiere sanarnos de todo el veneno que el enemigo nos haya inyectado. Jesús nos da la vida eterna, a pesar del pecado mortal que nos ha inyectado el enemigo.
Dios les bendiga.
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