domingo, 20 de enero de 2013

ELIAS

INTRODUCCION
En el Antiguo Testamento los profetas protagonizan la mayor parte de las Sagradas Escrituras.
A través de ellos conocemos el carácter de Dios, su voluntad y el amor que tiene a los humanos que lamentablemente, en su mayoría, no aprenden nunca.
En la Biblia leemos que Dios...
  • Es el autor de la Creación (Génesis 1:1).
  • Puso orden en ella y vió que todo era bueno (Génesis 1:31).
  • El ser humano probó el desorden por causa de la tentación de Satanás (Génesis 3).
  • La muerte, vejez, enfermedades, injusticia, pobreza y muchas necesidades entraron a formar parte de la vida humana.
  • Dios estableció unas normas para los humanos y nos dió esperanzas en un Salvador que acabaría con todo lo malo que Satanás haría hasta su final (Génesis 3:15).
  • La mayoría de humanos no quieren obedecer las normas de Dios y deciden vivir al margen de Él.
  • Dios elige un pueblo de entre todos los de la Tierra: Israel y le hace unas promesas que el pueblo a nivel nacional no cumple en múltiples ocasiones.
  • Dios escoge profetas, hombres de Israel para que lleven las ordenanzas de Dios en cada situación.
  • Israel no aprende. Para muchos lectores la Biblia es un libro muy repetitivo y es cierto. El trabajo de Dios es enderezar a los que se tuercen y esto lo hace a través de los profetas. Por esto, a través de los siglos Dios se muestra invariable.
  • Cuando un profeta se acercaba a un rey de Israel, éste ya esperaba alguna corrección o si era reincidente, un desastre. Muchos de estos desastres eran invasiones de otros reinos o conflictos civiles. Jesús acusó a Jerusalén de matar a muchos profetas que Dios envió (Mateo 23:37).
  • En lugar de rectificar, los humanos sucumben ante las tentaciones de Satanás y viven a su manera, incluso aceptando dioses falsos de pueblos vecinos (Exodo 20:3).
  • Dios se hace hombre en la persona de Jesús. Injustamente algunos judíos lo sacrifican. Sobre su cabeza había un escrito que decía: Este es Jesús, el rey de los judíos (Mateo 27:37).
  • Jesús resucitó (Juan 2:22). Venció al pecado y a la muerte y nos regaló su victoria para que nosotros estemos eternamente en su reino celestial, donde Él reina para siempre (Lucas 23:43).
  • En la mano de cada uno de los humanos ha puesto su sacrificio para que lo tomemos o lo dejemos. El destino eterno de la humanidad está en esta vida. Cada humano tiene la responsabilidad de aceptar o rechazar al Salvador. La aceptación es para vida eterna y el rechazo para condenación también eterna. ¿Qué decides?

ELIAS
Elías empezó a profetizar de la siguiente manera (1 Reyes:1):
Se dirige a su rey (Acab) y le dice que no habrá lluvia ni rocío durante años en Israel hasta que su boca lo diga. Por menos de ésto, alguno que otro profeta murió. Como si el profeta tuviera la culpa de algo. Solo es un mensajero de Dios.
Para empeorar la situación del rey, Elías desaparece de su vista y la sequía hace estragos.
Dios manda a los cuervos que le den de comer a Elías hasta que se seca el arroyo donde estaba.
Entonces Dios manda a Elías que se vaya a Sarepta de Sidón donde ha ordenado a una viuda que lo sustente.
Cuando Elías encuentra a la viuda, la situación no puede ser más desesperada. A la pobre mujer solo le queda un poco de harina y aceite. Estaba recogiendo leña para hacerse una torta, comérsela con su hijo y dejarse morir de hambre.
Al llegar Elías le pide agua y un bocado de pan (vers. 11). Imagínense como se quedó la viuda al oír esto. Pensaría ¡qué cara más dura tienes!
Pero la viuda le explica la situación a Elías y éste le responde que se apresure de prepararle la comida a Él, prometiéndole que no le faltará aceite y harina. La mujer de Dios lo creyó e hizo como Elías le pedía.
¿Pueden suceder cosas así hoy día? Los espiritistas están asombrados. ¿Cómo reaccionan ante una propuesta de Dios? Están decepcionados con Satanás.
Después de comer todos los días torta de harina y aceite, es lógico que al cuerpo le falten vitaminas, minerales y nutrientes. En consecuencia, el hijo de la viuda cayó enfermo de gravedad. 
La viuda ya no aprecia haber salvado la vida suya y de su hijo hasta aquél momento, sino que se derrumba por la enfermedad de su hijo y se lo transmite a Elías. El profeta sana al niño y después de tres años va a ver al rey Acab.
Su trono estaba rodeado por cuatrocientos cincuenta profetas de Baal. Elías los reta en un duelo espiritual delante del pueblo de Israel. Los profetas de Baal sacrifican un buey y Dios no envía fuego para que lo consuma. 
Elías se burla delante de todos de Baal, sus profetas y quienes creen en Él. Ordena derramar agua sobre la leña y desciende fuego del cielo y consume su sacrificio y la leña mojada, hasta el agua. El profeta ordena a la multitud llevar a los profetas de Baal al arroyo y los degolla.
Así volvió Israel a creer en su verdadero Dios (1 Reyes 18:40).
La Iglesia Satánica ha recibido un desafío semejante esta semana. Tiene la oportunidad de ver los resultados. Satanás y sus mentiras están condenadas desde que se descubrió en Él iniquidad y Dios siempre ha permanecido victorioso.



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