domingo, 25 de agosto de 2013

REINADO JUSTO DEL MESIAS

El profeta Isaías empezó a profetizar en Judea,  en el año en que murió el rey Uzías (6:1), el 738 a.C. El propósito de las profecías consistía en explicar al pueblo judío el pecado por el cual Dios espera un arrepentimiento. En caso que el pueblo no se arrepienta, éste profetiza unos castigos. A menudo consisten en invasiones enemigas, deportaciones o males horribles.
Dios siempre espera que todo castigo enviado sirva para un arrepentimiento sincero. Su objetivo es que las personas busquen en espíritu a Dios, reconozcan su pecado y pidan arrepentimiento.
Sus profecías son de de castigos durísimos, pero Dios nunca abandona al maltrecho pecador. Las promesas hechas a Eva, Abraham, Isaac, Jacob, David y tantos otros Dios pretende cumplirlas, a pesar que su pueblo escogido no es fiel como Dios exige.
Entre castigo y castigo, Dios profetiza una y otra vez a través de Isaías y los otros profetas una esperanza maravillosa. Mucho mayor que todos los castigos juntos, excepto la condenación eterna para los pecadores empedernidos.
En el capítulo 11, habla sobre el reinado del Mesías. Tengan en cuenta que:

  • Aún tardaría 738 años en nacer.
  • Que no reinó, sino que murió, pero al tercer día resucitó.
  • Que por tanto, hay que esperar otra venida, donde reinará y se cumplirán todas las profecías de su reinado.
El reinado que los cristianos esperamos de Jesús es eterno en los Cielos. Aquí en la tierra durará 1.000 años. El reinado perfecto será precedido por grandes calamidades en la Tierra. El libro de Apocalipsis detalla las tragedias venideras. Habrá justicia, pero también palos y algo más para los malos. En el versículo 4 dice que herirá la tierra con la vara de su boca y con el espíritu de sus labios matará al impío. Entonces morará el lobo con el cordero, el leopardo con el cabrito.... el león y el buey comerán paja, el niño de pecho jugará sobre la cueva de la cobra,... etc.


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